viernes, 21 de noviembre de 2008

EDUCACION A DISTANCIA


EDUCACIÓN A DISTANCIA Y CALIDAD.
tanto las fuerzas históricas, cul­turales e institucionales que han moldeado las características principa­les de la Universidad latinoamericana contemporánea, como algunos de los retos principales que ella enfrenta ahora, para poder lograr ser perti­nente e influyente para sus respectivas sociedades. Al examinar la natu­raleza y alcances de dichos retos y los posibles instrumentos para cana­lizar su solución, irrumpe con gran fuerza el posible y múltiple aporte de la moderna tecnología' para los diversos problemas: relacionales, de investigación, de docencia, y especialmente, en la aplicación del cono­cimiento científico y tecnológico, para el desarrollo socio‑cultural de las sociedades

Sin embargo, el uso racional y significativo de dichas tecnolo­gías, requiere estrategias globales de cambio, que permitan una acción planificada y sostenida, a fin de producir modificaciones importantes en el fortalecimiento de la calidad educativa universitaria, que a su vez, tenga clara incidencia en el desarrollo social respectivo. Es dentro de este contexto que alrededor de la década de los años setenta, aparece en el escenario internacional, la llamada "educación a distancia", la cual en poco tiempo se ha convertido en uno de los movimientos educativos más vigorosos del siglo XX, con posibles proyecciones para el próximo siglo.

La importancia y aceptación mundial actual de la educación a distancia estriba en que ella, secundada especialmente por las nuevas tecnologías informativas, puede resolver problemas de espacio y tiem­po y llevar el conocimiento más actualizado y pertinente hasta donde están quienes lo necesitan. Por consiguiente, resulta posible combinar estudios de alto nivel, con obligaciones de trabajo y de familia, sin nece­sidad de ausentarse del núcleo familiar, localidad o región lo que puede hacerse en forma masiva y generalmente con bajos costos de operación e inversión. Sin duda, estas características resultan especialmente atrac­tivas para sectores masivos de las sociedades de países de bajo desarro­llo y también para el imperativo de establecer procesos permanentes de educación y entrenamiento.

Aunque la educación a distancia ha dado origen a la creación de numerosas universidades dedicadas exclusivamente a esta modalidad, también se percibe más recientemente, que ella está penetrando pro­gresivamente en universidades e instituciones de tipo presencial, que encuentran cada vez más conveniente, combinar la docencia "cara a cara" con la modalidad a distancia, mediante algunas de sus numerosas formas. Este movimiento, que se denomina generalmente de "conver­gencia", tiene claros ejemplos en Europa, Asia y América del Norte. (Rumble, 1992; Evans y Nation, 1993; Roos, 1993).

Es oportuno destacar que la tesis central y argumentaciones de este documento, consideran que la tecnología en general y la tecnología a distancia en especial, actuando en forma concurrente, pueden incidir poderosamente en el fortalecimiento de la calidad, tanto de las universi­dades a distancia como de las universidades presenciales de la región latinoamericana.

Consideramos que la educación a distancia, además de constituir una modalidad educativa, puede también ser vista como una tecnología educativa, pues responde cabalmente a la moderna definición que he­mos usado sobre tecnología. La educación a distancia puede considerar­se desde dos perspectivas diferentes: a) Enseñanza a distancia centra­da en los procesos, acciones y tecnologías usadas por la institución para el desarrollo de los cursos y estrategias instruccionales; b) Aprendizaje a distancia, en lo relativo a los procesos cumplidos por el estudiante para lograr las metas de su aprendizaje.

En el presente estudio, centrare­mos nuestra atención en la primera perspectiva (enseñanza), porque ella representa un aporte principal de la universidad para alcanzar sus objeti­vos. Moore (1983), describe la enseñanza a distancia como: Todos aquellos métodos de enseñanza en los cuales, debido a la separa­ción física de alumnos y profesores, la fase "interactiva" (estimulación, explicación, interrogación, orientación), así como la fase "preactiva" de enseñanza (selección de objetivos, planificación del currículum y de las estrategias instruccionales), son conducidas principalmente mediante me­dios impresos, mecánicos o electrónicos."
En relación a la calidad institucional referida a universidades o programas a distancia en nuestra región latinoamericana, debe señalarse que hoy día ella presenta, a pesar de su extraordinario potencial, algunas limitaciones que deben ser resueltas. En efecto, para algunos de nues­tros políticos y educadores, la aparición reciente de la educación a dis­tancia, es vista superficialmente como una especie de "panacea", que en forma automática y casi mágica, resolverá, sin mayores esfuerzos, los críticos problemas de sociedades en transición, carentes de un sistema educativo eficiente y eficaz.

Pero esta es una peligrosa ilusión, pues a pesar de que ciertamen­te la educación a distancia representa un instrumento potencial impor­tante para dichas sociedades, ella requiere indispensablemente, cumplir con estrictas condiciones de planificación, estructuración, gerencia y evaluación, sin las cuales, "el remedio puede ser peor que la enferme­dad". En verdad, un sistema educativo masivo, de pobre calidad y perti­nencia, tanto científica como social y pedagógica, podría producir una avalancha de títulos sin conocimientos, y esta sería una contribución muy negativa e inconveniente, para la superación del subdesarrollo.

No obstante, conviene precisar que la calidad no configura en sí un modelo institucional universal, único, rígido e igual para todas las sociedades. Constituiría un grave error, pretender duplicar en cualquiera de nuestros países una institución a distancia calcada en el magnífico modelo de la Open University de la Gran Bretaña, porque dadas las im­portantes diferencias culturales de las respectivas sociedades, debemos comprender que de modelos como el de la Open University, "tenemos mucho que aprender y muy poco que copiar".

La educación a distancia deben organizarse y operarse con una elevada calidad, sin embargo, hay una gran diversidad de opiniones acerca de cómo debe definirse, caracterizarse y evaluarse dicha calidad. En efecto, al plan­tearse la necesidad de calidad, la primera y necesaria pregunta es: ¿cali­dad para quién y para cuáles intereses? porque en realidad, calidad significa diferentes cosas para diferentes observadores y diversos gru­pos de interés, tales como: gobierno, cuerpos profesionales, empleadores, administradores de la educación, académicos y estudiantes. También debe considerarse la necesidad de relacionar el concepto de calidad con su adecuación al propósito.



Por otra parte, los conceptos de calidad pueden cambiar con el tiempo, aún para una misma institución y esto está sucediendo en edu­cación a distancia, cuando ella pasa de un "modelo industrial" a un nue­vo modelo "post‑fordiano" o de "tercera generación", donde el amplio uso de las nuevas tecnologías, permitirá diseños curriculares mucho más adaptados a las necesidades individualizadas, restringiendo con ello, el uso de paquetes instruccionales standard, iguales para todos. También debe considerarse, que en un mismo país y tiempo, los criterios de cali­dad varían según sea el tipo de institución: Universidad estatal, Univer­sidad empresarial, Universidad religiosa, Universidad de investigación.

Adicionalmente a los problemas de definir y caracterizar los conceptos de calidad para cada institución, emerge la vital importancia de la evaluación de la calidad, es decir, cómo expresar explícitamente la conexión entre los valores pregonados para la calidad, con las maneras como ellos pueden ser medidos, evaluados y mejorados. Resulta difícil mantener una determinada calidad sin un seguimiento continuo que permita controlarla, evaluarla, corregirla y mantenerla.

POSIBILIDADES DE LA CONVERGENCIA
Las expectativas que a nivel mundial está brindando el movi­miento universitario de Convergencia, no significan que se pretenda substituir la Universidad presencial por la Universidad a distancia. En realidad, lo que se afirma es que la tecnología a distancia puede, por una parte, reforzar, ampliar y hacer más flexible a la Universidad conven­cional disminuyendo sus rigideces; y por otra, facilitar el cumpli­miento y mejorar la calidad de sus funciones primigenias, gracias a la integración o colaboración entre varias modalidades, mediante consor­cios o redes, que podrían modernizar y beneficiar a cada una de las ins­tituciones concurrentes.

La inserción de la educación a distancia en la Universidad pre­sencial (Convergencia) ofrece numerosas ventajas a la educación "cara a cara', pues permite darle una mayor ampliación de sus servicios y facilita el pase gradual de una universidad exageradamente centrada en la docencia, hacia otra universidad más focalizada en la investigación; en efecto, como lo señala Demo (1992), la incorporación de las nuevas tecnologías, permite liberar al profesor de gran parte de sus actividades docentes repetitivas, rutinarias, y concentrarlo en labores más creativas, de orientación al estudiante, y la posibilidad de dedicarse con mayor profundidad, a la investigación y a las relaciones universidad‑comuni­dad‑país.



UN BORRADOR PARA LA ACCION
La incorporación de una importante innovación como la aquí pro­puesta, no es un proceso sencillo y rápido a pesar de su evidente necesi­dad. Teóricos sobre difusión y aceptación de innovaciones, señalan di­versas estrategias que deberían utilizarse, especialmente si tomamos en cuenta que las comunidades educativas no suelen mostrar gran entusias­mo para aceptar y utilizar nuevas formas de comunicar el conocimien­to. Por consiguiente, se esbozarán sólo algunas guías que orienten al proceso.

a) Si las Autoridades de una universidad, estuvieran convencidas de la necesidad de explorar los cambios que implicaría incorporar experimental y conjuntamente nuevas tecnologías y la modali­dad a distancia, ellas podrían iniciar el proceso preparando un documento que exprese en forma breve y sencilla, el posible al­cance de tales cambios y defina los términos de referencia de un estudio inicial que le sería encargado a un equipo interno apo­yado por uno o dos expertos internacionales, preferiblemente con experiencia en América Latina.

b) Se escogería en diversas facultades, escuelas, Institutos o programas, un pequeño número de profesores, que hayan demostrado su interés y entusiasmo hacia las innovaciones tecnológicas y se someterían a un programa intensivo de formación o actualización en educación a distancia. De este grupo inicial debería escogerse, aquellas facultades o programas que parecieran contar con las mejores condiciones para iniciar un experimento en pequeña escala, que sólo incluiría algunos cursos. La universidad debería dar un gran y continuo apoyo a estos programas experimentales procurando, tanto su evaluación como su difusión oportuna.

c) Se usarían paquetes de material instruccional (de educación a distancia), como suplemento o reemplazo parcial para algunas de las clases convencionales, comparando sus diferentes resultados en los momentos oportunos.

d) Se incorporarían algunas enseñanzas de "tipo dual", es decir, que algunos de los estudiantes presenciales, usaran el material a dis­tancia.

e) Se iniciarían diversos proyectos para que profesores de la universidad, conjuntamente con profesores y expertos de otras universidades o instituciones, produjeran paquetes multimedia interactivos.

f) Se introduciría el uso y evaluación de diversas tecnologías avanzadas: vídeo interactivo, teleconferencias, cursos producidos mediante computación, tutorías a distancia, evaluación computarizada, CD ROM.

g) Dependiendo de los éxitos alcanzados, la universidad podría organizar y sistematizar los cursos de educación a distancia, como parte normal de la oferta educativa mixta.

h) Algún órgano central debería coordinar y evaluar en forma con­junta, a totalidad de esta operación en la universidad, procuran­do que en ella participen además, varias universidades naciona­les o internacionales.